Hay momentos en la vida en los que sentimos un vacío difícil de explicar. Podemos tener todo lo que, "en teoría", debería hacernos felices, pero aun así sentimos que algo nos falta. Es como si una parte de nosotras estuviera perdida, desconectada de nuestra esencia, de nuestra verdad y de aquello que realmente nos hace sentir en plenas y en paz 😥
Si alguna vez has sentido esto, quiero decirte que no estás sola. Yo también pasé por ahí. Sentía una herida en lo más profundo de mi corazón, una sensación de no pertenecer, de no ser suficiente, de no saber quién era realmente fuera de los roles y expectativas que los demás tenían sobre mí.
Por mucho tiempo busqué respuestas en el exterior, tratando de llenar ese vacío con logros, relaciones y validación externa. Pero nada de eso era suficiente.
Es aquí donde el AMOR PROPIO juega un papel super importante, pero, ¿lo es todo?
Por supuesto, no tengo NADA en contra del amor propio, creo que es un camino de transformación que TOD@s deberíamos recorrer 💕
Pero tambien he descubierto, que la verdadera transformación no se encuentra en lo que hacemos o en cómo nos perciben los demás, incluso en el amor propio, sino en el regreso a nuestra esencia. Y para mí, ese regreso fue un reencuentro con Dios✨
Sanando desde el amor de Dios
Muchas veces cargamos con heridas que no nos atrevemos a mirar de frente. Creemos que el tiempo las ha cerrado, pero en realidad siguen ahí, influyendo en la forma en que nos relacionamos con nosotras mismas y con los demás.
Una de las heridas más profundas que podemos experimentar es la de sentir que no somos lo suficientemente valiosas, que no merecemos amor o que debemos hacer algo para ganarnos la aceptación. Nos aferramos a la idea de que, si logramos lo suficiente, si somos lo suficientemente fuertes, independientes o exitosas, finalmente sentiremos que somos dignas.
Pero la verdad es que no necesitamos demostrar nada para ser amadas. Dios nos creó con un propósito y nos ama con un amor que no depende de lo que hacemos o logramos.
Sanar significa permitirnos recibir ese amor. Significa soltar el miedo, la culpa y las expectativas que nos alejan de nuestra verdadera identidad.
Aquí te comparto algunos pasos que me han ayudado en este proceso de sanación y de reencontrarme, no sin antes, aclarar que aquí no hablamos de religiones, sino de una relación personal con nuestro Creador, respetando siempre los diferentes credos y formas de vivir la espiritualidad 🥰
1. Volver a la intimidad con Dios
Cuando nos sentimos perdidas, lo primero que debemos hacer es regresar a la fuente de nuestra identidad. Dios nos conoce mejor que nadie y sabe exactamente qué necesitamos. Hablar con Él, abrirle nuestro corazón sin miedo ni filtros, nos permite recordar quiénes somos y encontrar consuelo en su amor.
2. Perdonar y soltar el pasado
El dolor no desaparece cuando lo ignoramos, solo se esconde en lo profundo de nuestro ser. Para sanar, necesitamos reconocerlo, abrazarlo y entregarlo a Dios. Perdonarnos a nosotras mismas y a quienes nos han herido es un acto de amor que nos libera.
3. Escuchar su voz en el silencio
Vivimos en un mundo que constantemente nos grita quién deberíamos ser, qué deberíamos hacer y cómo deberíamos vivir. Pero la verdadera guía no está en el ruido exterior, sino en la voz suave de Dios hablándonos en nuestro interior. Hacer pausas en nuestro día, buscar momentos de silencio y meditar en su palabra nos ayuda a escuchar esa voz que nos recuerda que no estamos solas.
4. Abrazar nuestra identidad en Él
No somos nuestras heridas o nuestro pasado. No somos nuestros fracasos. No somos las etiquetas que otros han puesto sobre nosotras. Somos hijas de Dios, amadas, valiosas y con un propósito único. Cuando comenzamos a vernos con los ojos de Dios, todo cambia.
5. Construir una vida alineada con nuestra esencia
Sanar no significa que nunca volveremos a sentir dolor, sino que aprenderemos a vivir desde un lugar de amor en lugar de miedo. Poco a poco, empezamos a rodearnos de personas que suman, a tomar decisiones que reflejan nuestra verdad y a caminar con más confianza en el camino que Dios quiere para nosotras.
El viaje de regreso a ti misma
Sanar y reencontrarnos con nosotras mismas no es un destino, es un proceso. Habrá días más fáciles que otros, pero cada paso que damos hacia Dios nos acerca más a nuestra verdadera esencia.
Tambien te comparto, que en Instagram y Tiktok, hice una serie de 10 videos en los que comparto
10 formas de hacer que tus días de vuelvan mágicos ✨ que espero que tambien te ayuden mucho.
Si hoy te sientes desconectada de ti misma, quiero invitarte a dar el primer paso: haz una pausa, respira y recuerda que Dios está contigo, que siempre ha estado y que nunca dejará de estar. En su amor encontrarás la paz, la sanación y la fortaleza para construir la vida que realmente deseas.
Con amor, Chio